25 puntos. Para algunos, una cantidad testimonial, pero para todos, una cifra que marca la historia del motociclismo de velocidad en competición. Un mundo de hombres donde ha costado mucho tener figuras femeninas de referencia, y justamente el nombre de Taru Rinne deja una huella que hasta ahora no ha podido ser igualada y, menos aún, superada.
Taru Rinne debutó en el mundo del motociclismo en el año 1987, y en menos de un año ya consiguió cosechar los primeros 2 puntos del campeonato mundial. El 24 de julio de 1988 en el circuito de Pau Ricard, Francia, logró una trabajada decimocuarta plaza final que le dio los primeros dos puntos para el campeonato y la entrada directa al salón de la fama.
Paradójicamente, todo lo que le dio el circuito de Pau Ricard, se lo quitó años más tarde (1991) en forma de un grave accidente que puso fin a su carrera de piloto de motos. Fue Bernie Ecclestone, mandamás del campeonato, la persona encargada de no aceptar su renovación de la licencia por falta de nivel competitivo.
El año 1989 realmente marcó el verdadero talento de Taru Rinne. Sumó 23 puntos al final del campeonato. Antes de eso, dejó verdaderas muestras de su gran talento y competitividad, como un séptimo puesto en la carrera de Hockenheim, Alemania disputada el 28 de mayo. Un fin de semana que empezó asombrando a todos y que estuvo a punto de firmar la pole position en las clasificatorias, quedando relegada a la segunda posición en la parrilla de salida por Ezio Gianola, a pesar de haber estado en posesión del mejor tiempo durante toda la jornada y hasta el último minuto.
Excepto su debut en el ‘87, toda su trayectoria la hizo con la marca Honda en la categoría de 125cc, y el referido accidente de 1991 puso fin a su consolidada carrera como piloto de motos.
Este incidente y el mencionado comunicado de Ecclestone pusieron un sabor amargo a su pasión. Ella declaró que supuso la “mayor decepción de su vida”.