Cuando una competición en el mundo de las motos de velocidad despierta amor y odio a partes iguales es por alguna razón muy especial. El Tourist Trophy de la Isla de Man es la gran montaña rusa a la que todo el mundo quiere subirse pero solo unos pocos elegidos tienen la suficiente dosis de valentía para afrontarla.
No podemos determinar si la delgada línea que separa la locura de la cordura se puede aplicar en este caso. No conocemos a ningún piloto amateur o profesional que no haya soñado con rodar por las estrechas y peligrosas carreteras de esta isla británica situada en el mar de Irlanda. A la gran mayoría, su sentido común hace que se posponga ese debut. Queda claro que nadie renuncia, sino que son las circunstancias las que prolongan esos sueños.
El Tourist Trophy dispone de un circuito de 60,7 kilómetros donde se pueden alcanzar velocidades de más de 300 km/h, sin escapatorias, con cambios de rasantes, curvas cerradas sin peraltes, climatología adversa, bordillos, espacios urbanos, convierten a esta mítica prueba en la bestia negra de la sensatez.
La historia nos explica que la primera carrera del Tourist Trophy tuvo lugar en el año 1907. El vencedor, Charlie Collier, sobre una Matchless, completó la prueba a una media de 61,5 km/hora. La edición de 2019, ganada por el piloto del Silicone Engineering Kawasaki Dean Harrison, completó la vuelta más rápida a 213,86 km/h de media, cifra que pone los pelos de punta sólo pensar en la velocidad máxima alcanzada.
Un dato interesante que describe la magnitud de semejante reto es la negativa de la Federación Española de Motociclismo (no es la única) a dar la licencia a los pilotos federados que quieran competir en la Isla de Man.
Ángel Nieto, Antonio Maeso, Paco González, Carlos Kotnik, Enrique Quintanilla, Toni Miranda, Víctor López o Santi Herrero son algunos nombres de los pilotos españoles que se enfrentaron a este monstruo, aunque algunos perdieron en la lucha, a todos les rodea para siempre el aura de valientes e intrépidos que rodaron en competición en la más espectacular de las carreras de velocidad.
Que nadie diga que no sabe a qué se enfrenta. Su lema no engaña:
«Si no te gustan nuestras reglas, sale un barco cada media hora»